jueves, 17 de septiembre de 2009

Ciencia Ficción y Filosofía

En mi viaje de hoy al trabajo leí con mucho interés y placer la entrevista a Teresa Pilar Mira de Echeverría en el número 3 de la revista Próxima. Es verdaderamente imperdible. De ella extraigo dos porciones (hay muchas más, por supuesto):


Para mí la Filosofía es Ciencia Ficción y la Ciencia Ficción es Filosofía. Los dos se dedican a romper los límites humanos. A quebrar esa ilusión llamada "realidad" que todos (humanidad e individuos) tejemos a nuestro alrededor. Son liberadoras a ultranza y bastante salvajes en su tarea.
Yo Creo que que la filosofía se ocupa de la parte teórica y la ciencia ficción de la parte práctica de la misma cuestión, como dos caras de una misma y exacta moneda.


Es cierto. Concuerdo. Yo estoy seguro de esto, que todos aquellos que crecimos bajo el influjo de la literatura especulativa de calidad que generaron los grandes autores del género (los clásicos y los más nuevos) determinan bastante mi visión del mundo en el que estamos inmersos. Política, religión, todo está embebido de ciencia ficción. Mis perspectivas de humanidad están felizmente contaminadas de CF.

Encuentro, más adelante:

[...] Leer (no simplemente descifrar palabras, sino leer de verdad) es como realizar un viaje, es una experiencia transfiguradora en un doble sentido: por un lado, el texto que estamos interpretando (así como se interpreta una pieza musical o como se vive un mito al recitarlo) muta bajo nuestro influjo, todo lo que sabemos, vivimos, creemos, dudamos, etc., afecta el modo en que lo entendemos y así, cuando leemos Pórtico, no leemos a Frederik Pohl sin más, leemos a “Pohl según Mira” o “Pohl según Ponce”, que son dos obras distintas a partir de un filón común (incluso cuando releemos un libro luego de un tiempo, la obra vuelve a cambiar por obra y gracia de nuestras nuevas experiencias acumuladas); pero así como la obra se ve afectada, del mismo modo nosotros nos vemos modificados. La lectura de una obra profunda como un buen relato filosófico o un buen texto de Ciencia Ficción (y el cambio está hecho ex profeso), se compara como un rito iniciatorio (no en balde la mayoría de la gente se acerca a la CF en su adolescencia) y quien cierra Duna o Ubik o 2001 tras leerlo, no es la misma persona que era cuando lo abrió por primera vez. Algo ha cambiado en ella, la lectura fue un viaje en toda la profundidad que este término implica.


Esto tiene que ver más con las interpretaciones de la lectura a través de las lecturas y experiencia previas y del momento (y tiene que ver con un comentario que hice en el blog Cronoelipsis de, quién más, mi amigo Ale Alonso).

No quiero agregar más, prefiero que vayan, consigan y lean la entrevista, que no tiene desperdicio.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Historias privadas, compartidas

Acá voy a copiarme un poco de una idea de mi amigo Alejandro Alonso. La diferencia es que él habla de sus novelas y yo de mi queridísima tira de historietas.

Me acabo de dar cuenta de que "El Encarrilador" ha nacido de madrugada. Revisando en las carpetas del disco rígido dedicadas a él encontré un documento fechado el Jueves, 08 de Abril de 2004 a las 03:09:02 a.m. Si, casi las tres y diez de la mañana. Empezo ese día y siguió algunos más (fue modificado por última vez el Viernes, 23 de Abril de 2004 a las 11:01:51 de la noche).
Y comienza asi:

El Encarrilador

El personaje
El Encarrilador es un ser enviado a este planeta para "encarrilar" la evolución en el planeta Tierra. Físicamente debe ser cómico, muy expresivo facialmente. Me lo imagino una mezcla de Marvin el marciano, Bob Esponja y Zim el invasor. Otra posibilidad es que sea parecido a Mike Wazowski, de Monster Inc.
Lo mandan a lo que teóricamente es una misión importante, pero en realidad es casi un náufrago, tierno y torpe. Llega en un momento que él considera equivocado, y está solo en el mundo. Es muy ocurrente.

Tira 1
Todos los cuadros:
Una escena panorámica del precámbrico, sobre la Tierra. Se ven volcanes, no hay vegetación alguna. Sí algunas olas.
Cuadro 1:
Un cartelito indica la era (precámbrico)
Cuadro 2 (ancho de 2):
Nadie ha marcado la faz de la Tierra. La vida bulle en el mar, pero aun no se ha animado a abandonarlo.
Cuadro 4:
Algo que presumiblemente cayó desde el espacio rebota en el suelo con un gran “¡Poing!”

Tira 2
Cuadros 1 a 3:
Algo que presumiblemente cayó desde el espacio rebota de cuadro en cuadro. Emite onomatopeyas que indican su naturaleza artificial. "¡Pling, ploing, plang!"
Cuadro 4:
La esfera cae por última vez y allí queda. Comienza a abrirse con un sonido "sifónico".
Cuadro 5:
Unas cejas y ojitos se asoman y observan.

Tira 3
Cuadro 1:
Las cejas y los ojitos se asoman un poco más para dejar ver la cabeza de El Encarrilador.
Cuadro 2:
Asomado medio cuerpo, mira hacia un lado y hacia el otro.
Cuadro 3:
Estira el cuello con cara de consternación. Se nota que traga saliva: "Glup".
Cuadro 4:
Encarrilador: Me parece que llegué demasiado temprano.


La idea inicial fue, también, que la tira fuese fácil de dibujar, con trazos simples, plana, que no me causara ningún problema llevarla adelante, porque el tiempo con el que siempre conté para hacer la tira fue verdaderamente escaso...

Craso error. El Enca se encarriló solito y rápidamente empezó a tomar volúmen (a mi manera, quizá sin justeza) a cambiar sus líneas (sí, es él quien manda), y en definitiva a hacer y ser lo que se le cantó. El asunto también fue que la idea inicial de hacer una tira a lo Clemente se fue yendo a algo que, desde mi idea y punto de vista, debe leerse de a varias tiras a la vez. Eso tiene un costo: hace que, a veces, encontrarse con sólo una tira no signifique nada.
Si a eso le sumamos que la necesidad de sobrevivir en nuestro bendito país hace que cada vez tengamos menos tiempo para nosotros mismos (léase trabajar mucho, pero mucho más allá de lo recomendable) de a poquito El Enca se fue apagando.
Y así me fui quedando y el 9 de marzo de 2008, justo con la tira 391, la historia quedó congelada, con el Enca vestido de pollera (o algo así) y discutiendo con un extraño dios pastafari (googleen si no saben qué es eso) mientras un pequeño monstruo amarillo llora casi al final del eje zeta de la tira, señora.

Parece que el año y pico de descanso valió la pena. Las cosas, cuando uno menos lo piensa, se encarrilan...
¿Qué tienen que ver Bob Esponja, un colectivo blanco y marrón (los colores de Platense, carajo!) y el desarrollo de sistemas?

Tal vez no sepan que yo vivo de desarrollar software (también soy docente, pero esa es otra historia). Bueno, ahora ya lo saben.
Resulta que apenas arranqué mis cuarenta y un años tomé una de las mejores decisiones de mis últimos tiempos y decidí cambiar de aire en cuestión laboral. Así que primero cambié las bobinas de acero por caños del mismo material (lo que me trasladó hacia otra zona de la Capital, aunque todavía cerca de esa zona que nos empeñamos en llamar el Centro) y, después de un par de meses, dejé de contar toneladas de acero para centrarme en gente que hace algo similar a nuestro amigo Bob (aunque fuera del agua y muy posiblemente no sean cangreburguers). De allí que, en vez de ir hacia el centro de la ciudad (un centro que está al costado, cerca del margen del Río de la Plata) viajando apretado en un subte atiborrado o en un colectivo también lleno, ahora tomo otro colectivo hacia otra zona cercana al río (y también cerca de mi querido Platense) hacia la otra punta de la ciudad, y yendo para Vicente López (un lugar que cada vez me gusta más, en especial desde que voy allí con mi señora y mis hijos más chicos a pasear y remontar barriletes). Resulta que hacia ese lugar, desde donde vivo, me llevan dos líneas de colectivo: una de ellas (la que ahora es blanca y marrón) tuvo la muy buena idea de renovar su flota con unidades mucho más cómodas que las viejas, y entonces el largo viaje de una hora se transformó en un buen taller de escritura y dibujo: un día compré un cuadernito liso de cuarenta y ocho hojas, un lápiz portaminas y una goma de borrar y me puse a "plantar" (entre caminos empedrados, giros y frenadas) las tiras que continúan la historia de mi socio dibujado. Ojo, que la tira ya había vuelto (el primero de julio de este 2009) porque me daba vergüenza haberla dejado congelada por tanto tiempo. Despacito, a un ritmo bajo de una tira por semana, pero resulta que esto de poder ir dibujando "a futuro" en el papel me está gustando, y si bien luego debo rehacer todo íntegramente porque la tira final se hace completamente usando elementos digitales, sin scaners ni nada parecido de por medio, puedo visualizarla mucho mejor que solamente guionándola, evitando el problema de replantear la tira cuando la escena planteada en el guión "no cabe" en el diseño de tira preestablecido, y que quiero mantener.

Se imaginarán lo que queda en el papel: no recomiendo un colectivo para realizar un trabajo fino, pero a mi me sirve y me divierte. No sólo dibujar la tira (también hago a tinta los "rectángulos" que contienen la tira, y para eso me compré una regla flexible): de repente veo a la gente, de ojito, mirando qué cornos estoy haciendo. Cuando son chicos los dejo ver un poco más: me iusiono en pensar que quizás alguno de llos llegue a casa y garrapatee un poco sobre un papel, que dibujar para el tujes no es grave y que si uno quiere expresarse no tiene que quedarse con las ganas (¿alguno sabrá el destino de esa cosa fea que ve en el papel?).

En fin... tenía ganas de festejar de alguna forma la vuelta del Enca, con la tranquilidad de que al menos en papel tengo para nueve meses más (a este ritmo, que seguramente aumentará) y elegí contarles estas cosas y así compartirlas.


Ya que insisten, aquí arriba les dejo una muestra del antes y el después de una tira.

jueves, 27 de agosto de 2009

Números redondos

Siguiendo con El Encarrilador, la tira acaba de alcanzar una marca que, si bien se tendría que haber dado hace algo más de un año, se dio ahora y lo considero importante.
Ayer, 26 de agosto de 2009, publicamos en Axxón su tira número 400.
Las cosas parecen ir volviendo lentamente a la normalidad: nuestro Enca ya está vestido casi como siempre, y parece que está decidido a hacer algo, después de mucho tiempo. Tiene algunas cuentas pendientes y parece que, esta vez, está encaminado a cumplirlas.
¿Podrá el Encarrilador encarrilar su camino, o vendrá alguien a encarrilarlo?

Pero no es el único número redondo: Axxón, a pocos días de cumplir un nuevo aniversario, alcanzará su número 200, ya con más de 18 millones de visitas a su portada. Y seguramente, antes de fin de año, superará la marca de los veinte millones, lo que no es nada poco para una publicación de su característica.

Así que El Enca y Axxón, juntos, están de festejo.
Súmense a esta fiesta, que están todos invitados.

miércoles, 1 de julio de 2009

Encarrile y vuelve

Por fin una buena.
¿Una buena? Bah, para mí sí.
Después de un año y pico, y luego de pensarlo varias veces, hoy se publicó la tira 392 de El Encarrilador.
No hay demasiado más para decir, salvo que estoy contento por su vuelta.
De paso, El Enca estrena su propia página en Facebook (no podía quedar fuera de este fenómeno web), donde posiblemente agregue cosas del backstage de la creación de las tiras y cosas que van a quedar seguramente fuera de los cuadritos. Y además estrena su propia cuenta de mail.
Esta tira va de regalo de cumpleaños para mi primo Ale Álvarez (je).

viernes, 26 de junio de 2009

Tristeza

¡Ufa!
Veo las últimas entradas y noto que sólo paso por acá para avisar que se murió alguien. Pero es lo que hay, je.

Todos los días se muere (y nace) gente. Pero por esa cosa de los medios en las noticias hay días que parece que son más de duelo que otros: por que hay un tsunami, alguna catástrofe inevitable, un accidente terrible (catástrofe tal vez evitable) o se muere alguna persona que, por alguna razón, es noticia.
Me enteré que ayer murieron cuatro personas con distinto nivel de publicidad: desde Michael Jackson (quien nunca se resignó a ser “afroamericano” y, para muchos, muerto desde hace tiempo) y Farrah Fawcett (una linda mujer que supo brillar hace unas décadas y que en los últimos tiempos apareció luchando contra una terrible enfermedad).
Ayer mismo, además, acá murieron Andrés Cascioli (creador, ente muchas otras cosas, de la vieja Humor y tapista/caricaturista genial, uno de los tipos que mejor ejercieron el humor político de los últimos treinta años) y Guillermo Guerrero, creador de la Lúpin (y del personaje del mismo nombre... y muchos otros más). El primero por su valentía e inteligencia para enfrentar al Proceso de una manera que no pudieron resolver; el segundo, por hacer de la aventura y del humor sano un mundo completo.
Estos dos últimos sí que me dejan triste. Ambos marcaron distintas etapas o facetas de mi vida, y tal vez uno se da cuenta de lo que representan cuando se van para no volver (hoy estoy hecho para caer en todos los lugares comunes, pero es lo que siento).
Ambos, también, dejan un legado. Tal vez el de Guerrero sea más "tranqui", menos "interesante", pero muchos dibujantes de mi edad, y tipos que empezaron con la electrónica, aeromodelismo y otros hobbies "de pibe sano" le debemos algo. Pienso, también, que Guerrero mereció unos últimos años más justos: justo antes del número 500 de la La Lúpin, falleció su socio de toda la vida, Héctor Sídoli, y por alguna razón que desconozco los familiares de este último no permitieron (tal vez alguna diferencia legal) que la revista siga llamándose así. Y Guerrero salió con la Pinlu...
No me gusta decir "se están muriendo todos", porque la muerte es algo natural y, por suerte, también "se están naciendo otros todos". Pero no quería dejar pasar la oportunidad de darles las gracias por última vez y mi peque;o homenaje a estas dos personas que de una manera u otra me marcaron.

martes, 21 de abril de 2009

Don Gregorio

Parece que se está yendo alguna gente. Este fin de semana se fueron Ballard, y alguien menos conocido por el común de los lectores de Ciencia Ficción pero sí valioso en la ciencia local y por qué no del mundo. Me acabo de enterar por una noticia que me llegó por el servicio de mensajería del diario La Nación.
Si no saben quién fue don Gregorio Klimovsky, vayan y lean como lo hice yo.
Voy a escribir una frase muy trillada: ¿Qué nos pasa a los argentinos (que sabemos quiénes son los científicos de allá afuera, pero que generalmente desconocemos a los nuestros)?
Claro, la ciencia local no es noticia, salvo como curiosidad. ¿Quién, del común de la gente, apoya a nuestros científicos? ¿Qué programa caza talentos y los beca para que se desarrollen?
Claro, ya sé: estamos demasiado ocupados candidateándonos testimonialmente como para estar pensando en nuestro país como patria.
Así nos va.
Don Gregorio, no tuve la dicha de conocerlo, aunque reconozco (aunque sea de nombre y un piquitín de trayectoria, a algunos de sus discípulos). Aún así le dedico mi tardío afecto y brindo porque la ciencia argentina (y los argentinos en general) encontremos la forma de hacer las cosas bien, de una vez por todas y para siempre.

domingo, 19 de abril de 2009

La espalda de las cosas

Cuarenta y uno. Cumplidos. Gastando cuarenta y dos desde hoy.
Y los arranqué medio caliente.

¿Por qué?
Hace unos días apareció en varias listas (en la de Axxón seguro) un comentario a una nota que (otra vez) hace referencia al "cuento más breve del mundo".
Esta nota dice que Wired, "hace unos pocos meses" (noviembre de 2006 no me parece que sea "hace poco") convocó a escribir minificciones recordando aquel "For sale: baby shoes, never worn" de Ernest Hemingway. Y sigue la perorata transcribiendo varios ejemplos, y haciendo referencias a otros ejemplos, comparando la literatura americana con la "otra" literatura americana: la del sur del continente.
Esto hubiese quedado ahí si, después de varias idas y vueltas entre varios colisteros, alguien no hubiese saltado con que el autor (un señor llamado Eduardo Berti) es, aparentemente, un académico. ¡Fue amigo de Borges! ¡Ganó premios en Europa!
Pero parece que vive en un placard: aparentemente no se codea con la gente, se rodea sólo de otros académicos, ¡no usa Internet!
Bueno, si llegó a ser amigo de Borges posiblemente sea un hombre mayor; tal vez no pueda leer bien y tal vez leer de la pantalla le sea imposible.

¿Entonces?

Entonces es que, la verdad, me tienen bastanta inflada la paciencia con la "opinionibilidad" de estas personas, que hablan sin conocer y ocupan espacios que, ya, deberían ocupar otros. ¿Cómo puede ser que salgan "prestigiosas" antologías de la ciencia ficción argentina o latinoamericana que no contengan obras de los autores crecidos de los noventa para acá, y sigan publicando cosas de los setenta? ¿Cómo puede ser que se hable de autores bastante mayorcitos (cuando no muertos) y muchas veces dedicados a otras literaturas, cuando hemos tenido varios UPC en esta punta del continente? De no ser por el arduo y continuo laburo de unas pocas personas que, curiosamente, salen del fandom, el académico mundo de las letras sigue hablando de nuestra literatura fantástica solamente porque tiene boca... cuando habla. No está mal recordar a estos autores y disfrutar nuevamente de sus obras (yo sigo sin entender cómo "La invención de Morel", por nombrar una obra que a mí me gusta mucho, no forme parte de la literatura obligatoria en las escuelas secundarias argentinas?
¿Ven? Acá hay un ejemplo de un GRAN tipo que nunca se la creyó, y que siempre se mantuvo cerca nuestro: Adolfo Bioy Casares. ¡Y eso que él también fue amigo de Borges!
Decía (perdón por ladisgresión) que no está mal honrar a estos autores, pero creo que deberían salir del frasco y ver qué pasa allá afuera.

La verdad, creo que no necesitamos de ellos, los académicos, sino que ellos necesitan de nosotros si no quieren morir encerrados en un frasco adornado de encajes. Pero da bronca ese ninguneo gratuito y generalmente basado en ignorancia académica. ¿Nunca se va a tomar en serio el trabajo del mundo "no académico"? ¿Cuándo van a salir de ese frasco? Por tomar un ejemplo foráneo, Dick tuvo que morirse para que se den cuenta de lo valioso de muchas de sus (muchísimas) obras, de su perturbadora visión de nuestra realidad. Y así con muchos.
Yo opino que así como la vida, la literatura muchas veces la hace la gente de la calle. No sólo la que escribe, sino también la que la habla, la moldea, la deforma, la vuelve a formar. La que va y elige un libro, lo compra, lo consigue, lo lee "de ojito" en un tren o de prestado.
Así se hacen las historias, nacen nuevos mitos, nuevas ideas y formas de decirlas. No hace falta que venga un académico a darle validez. Cuando él llegue siempre verá la espalda de las cosas, desde atrás, estudiándolas cuando ya hayan pasado.